Las 5 mejores playas de Manuel Antonio en Costa Rica

A pesar de ser uno de los enclaves más turísticos y masificados de Costa Rica, las playas de Manuel Antonio mantienen ese atractivo paradisiaco donde la vegetación se funde con la fina arena y el azul del agua. Os proponemos cinco de ellas para disfrutar de las cálidas aguas del Pacífico costarricense

El Parque Nacional Manuel Antonio de Costa Rica es uno de los lugares más visitados y, por lo tanto, masificados del país centroamericano. Por esta razón, genera admiración y rechazo a partes iguales. Sus defensores aseguran que es un enclave que combina unas excelentes playas, todo tipo de servicios y una fauna y flora muy ricas. Sus detractores aseguran que se ha convertido en una especie de parque temático similar a los ‘resort’ del Caribe. Es cierto que para los que acudan a Costa Rica a disfrutar de espacios naturales totalmente vírgenes, Manuel Antonio no es su sitio. Pero, sin embargo, si el objetivo es gozar de naturaleza y playas con una variada oferta de hoteles y un buen número de restaurantes, entonces sí es una interesante opción. Asimismo, puede ser un buen colofón a una estancia en el país para descansar en las playas de Manuel Antonio de las caminatas en lugares como el Volcán Arenal, la catarata de Río Celeste o Monteverde. Hay que decir que en nada se parece a un ‘resort’ del Caribe, puesto que no se distingue por los complejos hoteleros con todo incluido. Simplemente registra una infraestructura turística mayor que en otros puntos del país..

Las mejores y más paradisiacas playas de Manuel Antonio

En nuestro a viaje a Costa Rica por libre entre los meses de mayo y junio no vimos que estuviera atestado de turistas. De hecho, en playas de Manuel Antonio como Espadilla y Biesanz estuvimos prácticamente en familia y muy cómodos. Y es que, además de visitar el Parque Nacional Manuel Antonio, este enclave de la costa pacífica costarricense también permite relajarse en playas de arena fina y cálidas aguas. La única decepción que nos llevamos es que el agua no estaba totalmente cristalina. En playa Espadilla es lógico ya que hay un mayor oleaje, pero en playa Manuel Antonio nos esperábamos la típica agua transparente propia de los paraísos de esta clase. Para saber cuáles son las playas de Manuel Antonio que se pueden visitar vamos a hacer un repaso por las más interesantes.

Playa Espadilla

Se trata de la más famosa de las playas de Manuel Antonio. Su vertiente norte está fuera de los límites del Parque Nacional, por lo que no es necesario pagar entrada para disfrutarla. Tiene una longitud de unos 3,5 kilómetros y está rodeada de vegetación. Para acceder a ella hay que llegar prácticamente al final de la carretera que une Quepos con el Parque Nacional Manuel Antonio. A la derecha de la vía veremos varios aparcamientos en los que, previo pago, podremos dejar el coche y acceder caminando a la playa.

Debido a su longitud, no suele estar demasiado masificada pudiendo estar tranquilamente tirado en la arena sin ningún otro bañista en un radio de veinte metros. Cuanto más nos acerquemos al Parque Nacional Manuel Antonio más turistas, chiringuitos y vendedores veremos. Mientras, si nos quedamos en la zona contraria estaremos más tranquilos.

Al tratarse de una playa muy abierta, el oleaje es en ocasiones bastante fuerte. Además, hay que tener precaución con las corrientes que se suelen registrar en esta zona del Pacífico. Si notamos que una de ellas nos arrastra mar adentro, lo recomendable es nadar en paralelo a la costa hasta que nos alejemos de la corriente. Cuando la hayamos hecho, volvemos a la arena. Lo que no se puede hacer nunca es tratar de nadar contracorriente, puesto que será imposible avanzar y las posibilidades de ahogarse aumentan considerablemente.

Como en cualquier playa de Costa Rica y prácticamente del mundo, no hay que perder de vista las pertenencias por si los cacos hacen su aparición. No obstante, se trata de una playa segura, tranquila y paradisiaca. En la zona de vegetación podremos ver algunos monos capuchinos y grandes iguanas.

Espadilla tiene una vertiente sur que pertenece al Parque Nacional de Manuel Antonio.

Playa Manuel Antonio

Es sin duda la playa más emblemática del Parque Nacional, por algo lleva su propio nombre. Para refrescarse en sus aguas hay que pagar la entrada que permite el acceso a este lugar protegido (16 dólares). En nuestro caso contratamos además a un guía que nos fue mostrando las diversas especies que hay en Manuel Antonio gracias a un telescopio. Se trata de un recorrido de algo más de una hora que se inicia a la entrada del parque y concluye en la playa. Por lo tanto, la arena y el agua de este pequeño edén aparecen como un oasis en medio de la vegetación para refrescarse y relajarse tras la caminata. Es una de esas vistas que difícilmente se olvidan, ya que configura el paisaje típico que imaginamos cuando hablamos de una playa paradisiaca.

Como son cientos los visitantes que entran a diario en el Parque Nacional Manuel Antonio y la playa no es demasiado extensa, la masificación suele ser la nota dominante. Es el punto negativo que resta encanto al lugar. La playa cuenta además con unos habitantes bastante gorrones y ladronzuelos. Se trata de los monos capuchinos y los mapaches que aparecen por la vegetación y empiezan a pulular con sigilo por la arena en busca de alguna víctima inocente. Estos animales se han convertido en unos expertos a la hora de sisar la merienda a los turistas. Con total impunidad son capaces de abrir las mochilas y llevarse el bocadillo sin ningún tipo de pudor. Por lo tanto hay que estar muy atentos a las pertenencias, especialmente si se trata de comida.

Y es que en la Playa Manuel Antonio como en el resto del Parque Nacional, no hay ningún tipo de establecimiento hostelero, por lo que es necesario llevarse la comida y abundante bebida para poder pasar allí todo el día.

Playas Gemelas

La playa Manuel Antonio no es la única opción para darse un chapuzón en el Parque Nacional. Si andamos un poquito podremos llegar a otros pequeños paraísos donde disfrutar de las cálidas aguas del Pacífico con bastante más tranquilidad. Un ejemplo son playas Gemelas, dos pequeñas playas separadas por una porción de terreno cubierto de vegetación a las que se llega por el sendero del mismo nombre tras caminar algo menos de un kilómetro. Se trata además de un trayecto recomendable para adentrarse en exuberancia del Parque Nacional que tiene como premio poder disfrutar de unas playas pequeñas pero muy acogedoras.

El nombre de playas Gemelas le viene porque desde la arena se pueden contemplar dos islotes llamados islas Gemelas. Hay que tener en cuenta que cuando sube la marea la playas desaparecen bajo las aguas del Pacífico. En nuestro caso fuimos a primera hora de la tarde y pudimos darnos un chapuzón sin ningún problema.

Playa Puerto Escondido

Como su propio nombre indica, es la más escondida y tranquila de todas las playas de Manuel Antonio. Para llegar hasta ella hay que caminar, en primer lugar, por el sendero de playa Gemelas y posteriormente tomar el que lleva el nombre de Puerto Escondido (todos ellos están perfectamente señalizados). En total hay que caminar algo más de un kilómetro desde playa Manuel Antonio.

Playa Puerto Escondido es una imponente ensenada de unos 800 metros rodeada de acantilados teñidos de verde que configuran una imagen de una belleza extraordinaria. La única pega es que, si hay marea alta, es imposible acceder hasta ella. Por lo tanto hay que estar muy pendientes de no dejarse atrapar por este fenómeno para evitar disgustos innecesarios.

Los que no quieran bajar hasta la playa pero sí contemplar su silueta, cuentan con un sendero llamado Mirador, que llega hasta una plataforma donde contemplar unas panorámicas excepcionales de la playa y el resto del Parque Nacional.

Playa Biesanz

Fue sin duda una de las sorpresas más gratas de nuestra estancia. Si alguien que acuda a Manuel Antonio quiere alejarse de las zonas más masificadas y turísticas sin tener que pagar ni un dólar, la playa Biesanz es su lugar. Para llegar hasta ella hay que circular por la carretera que une Quepos con Manuel Antonio y tomar una calle a la derecha a la altura del Café Milagro. En ese punto vemos un panel que indica la dirección de la playa. Bajamos por una estrecha carretera en dirección al lujoso Parador Resort & Spa Manuel Antonio, pero antes de llegar hasta él vemos un sendero a la derecha que es el que permite el acceso a la playa. Podremos dejar el coche en la propia carretera (normalmente hay un lugareño que cuida los vehículos si le dejamos una propina) y caminaremos alrededor de un kilómetro por el sendero hasta llegar a la playa Biesanz.

El nombre de este lugar se debe al apellido de la familia que se estableció en la propiedad contigua. Se trata de una playa pequeña, rodeada de vegetación y con aguas tranquilas y muy cálidas. Un edén en toda regla donde se pueden ver a enormes pelícanos haciendo lo que mejor saben hacer, pescar. Sin duda una playa de visita obligada si se viaja a Manuel Antonio.